Me encantó visitar la plaza de la ciudad vieja con su reloj astronómico, el templo de la madre de Dios de Tyn, el cementerio judío, la Malastrana, la callejuela de oro y ante todo pasear por el puente de Carlos sobre el rio Moldava y el barrio de Josefov, inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Todo esto se me hizo inolvidable en los tres días de estancia en la capital Checa.
También tuvimos la ocasión de aprovechar una visita relámpago a Frankfurt y Nuremberg para hartarnos de cerveza con unos amigos.
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