Con la resaca de una noche de bodas comencé a rodar tras darse el pistoletazo de salida, y con el paso de los kilómetros me fui encontrando mejor, ya se dice que el sudar elimina las toxinas del cuerpo, y esto es lo que me sucedió a mí. Atrás quedaron los vermouts, vinos, copas y cubatas!
La Marxa se las traía, cuando no estabas bajando estabas subiendo, aquí no existía el llano. Comenzamos bajando al golf de Vilanova y a partir de aquí subidón por la urbanización hasta la zona del Castell de Sant Miquel, avituallamiento y continua la subida, nos bajan hasta la Font de la Merçé y nuevo rampón hasta el Turó de Galzerán. Esto era continuo, te volvían a bajar deshaciendo el desnivel acumulado y vuelta a ganarlo!... un verdadero rompepiernas.
Un pinchazo hacía que perdiera un grupito donde me había enganchado para rodar a gusto, donde estaba incluido mi company PanZeta. Me lo tomaba con calma para repararlo y le metía aire de la botella de CO2. Pero que pasó cuando comenzaron las trialeras? que al no meter estas botellas una presión adecuada en la primera piedra que pisaba pellizcaba la recámara, ahora si que la hemos cagado...
La única solución acabar los escaso tres kilómetros que me quedaban pateando, me apartaba para que me pasaran en la trialera y una vez abajo a correr con la bici en mano hasta la meta para al menos no perder la clasificación.
Un gusto escuchar como la gente que me pasaba se ofrecían para ayudar, señal del buen compañerismo en este mundillo de la BTT. Agradeciéndoselo de corazón les respondía que no se preocuparan que me había propuesto hacer una duatlón jejje.
Al final la larga tan solo 30 km pero con 930m dv+ solo para hombres... bueno también para mujeres como nuestra amiga Flor, que aunque no pudo acabar la Marxa por problemas mecánicos si que hizo un buen papel caubikera!
A continuación, algunas imágenes de la organización:
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