17 noviembre 2009

Osor, Subcomarca natural de Les Guilleries.

Esta vez los Mestres se han superado, "Les Guilleries" no dejó indiferente a nadie por la espectacularidad de la fusión naturaleza- Otoño y clima. A cada tramo recorrido cambiaba radicalmente el color, el ambiente, el olor . Los castaños pintaban nuestros caminos de amarillo y las hojas del suelo de marrón. El verde no quería ser menos en muchas de sus tonalidades, que junto con los ocres y los grises completaban, toda la gama de color típica de esta época. La oscuridad caía de repente como si se quisiese hacer de noche antes de hora. Por si pensais que exagero ver las fotos y pensar que en vivo los colores eran mas profundos todavía.

Después de un buen madrugón, llegamos en coche hasta el pequeño pueblo de Osor, desde donde comenzamos la ruta ante la atenta mirada de esta talla, inmortalizada a pie de carretera.

Para empezar, buena subida para entrar en calor.
Los numerosos zig-zags dejan estas vistas aéreas de mis companys.


El paraje de esta zona es muy húmedo.

Todo realizado con la correcta pincelada, los colores parecen fusionarse.

Con el pirigrino, Rafael y Esecai me retraso para inmortalizar todo lo que puedo, estoy disfrutando de este entorno de ensueño.

La Naturaleza da sus frutos... la vida- la máquina.
El Parc Natural se deja ver entre los pocos claros del camino.
Con Paqui, en el Pou de Glaç.

Parada de reagrupamiento.

La ermita de Sta Margarola es la referencia de esta ruta de Les Gavarres.

Foto de familia. 27 fuímos los bikers que nos apuntemos a esta salida especial dels Mestres.

Reanudada la macha las tonalidades del paisaje comenzaban a cambiar.
Hasta que el amarillo de los castaños se apoderó del entorno...

...y con ellos sus frutos, por todas partes
Ya de las ultimas rampas del Tour.
Ramas entrelazadas.
Encontramos una masía en el camino, perfectamente integrada en el lugar.

Y aprovechamos para un descanso.

A partir de entonces comenzaba el paraje de las hojas caídas.

Esta alfombra de hojas nos acompañó durante varios kilómetros homenajeando nuestra campaña.

El sonido al paso por ellas, era los mas parecido a una melodía otoñal.

Sin palabras...
Y yo quería ser parte de ello.
Numerosos pasos de agua atravesaban nuestro camino creando un ambiente húmedo y fantasmagórico.

Una vez en Osor y tras 35 km. de ruta fuímos a recuperar fuerzas con un buen menú en el unico restaurante de la ppoblación, donde risas y anécdotas no faltaron para recordar este fantástico dia.

1 comentario:

tomas dijo...

Impresionante, la próxima salida intetaré no faltar.