La primera estancia fue en la provincia de Cuenca, muy bien acogidos por unos amigos en el pueblo de Reillo de tan solo 126 habitantes, disfrutando de lo que es la verdadera esencia de los pequeños pueblos castellano- manchegos. A 38 km. se encontraba la ciudad de Cuenca donde visitamos su casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad y donde ante todo destacaban las Casas Colgadas, convertidas en símbolo de la ciudad.
De la antigüedad de Cuenca, a la modernidad de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, espectacular complejo que sorprende por su arquitectura obra de Santiago Calatrava, y donde pudimos visitar sus edificios relacionados con la ciencia, la tecnología, la naturaleza y el arte.
Ya en Oropesa, les tocaba a los niños... bueno a los adultos también jejje, donde disfrutamos una semanita en Marina d’Or con un amplio programa de actividades para todos, desde bailes hasta animaciones infantiles, espectáculos, deportes, atracciones... Aquí no te aburres, el único pero sus playas, que aunque la arena y el césped están impecables entrar en el agua es un calvario, mucha piedra y muchas algas, además de calles un poco sucias. Por lo demás diversión asegurada.
Vuelta al trabajo, vuelta al cole y vuelta a la... bici!!
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