20 mayo 2010

Parc Natural del Cap de Creus

Veintiún ciclistas nos dimos cita en la gasolinera para una nueva salida de los Mestres.

Para empezar ascenso desde Port de la Selva.

En esta ocasión, tras cargar las bicis en la furgoneta de Teddy, nos repartimos en varios coches para poner rumbo al espacio natural del Cap de Creus, la zona protegida montañosa y litoral más grande de la costa catalana, la más despoblada, abrupta, inaccesible y mejor conservada.

En la ruta nos acompañaron muchas construcciones de piedra, algunas centenarias.

Una vez llegamos a Port de la Selva, y tras un cafelillo nos enfilamos hacia el interior, íbamos dejando paulatinamente la costa para adentrarnos en un paisaje rocoso, inhabitado, dominado por formaciones arbusivas y matorrales donde los pirineos parecen querer asomarse al mar.

Aquí estoy con los Nissans, Legi, JCLargo y Paqui.

El grupo pedaleaba a un ritmo tranquilo, disfrutando de la soledad del árido paisaje, donde la mirada se perdía sin avistar árbol alguno y con el observatorio astrológico en la cima, a lo lejos.

Cuanto queda para Cadaqués? preguntaba JoseMari.
Pasados una decena de kilómetros de subidas y llaneo comenzamos a bajar por una pista rocosa a Cadaqués, donde pudimos disfrutar de su costa gracias al tiempo de reparación de varios pinchazos, los primeros de una larga lista.

Salvador Dalí nos daba el recibimiento en Cadaqués.
El mar y la montaña se unieron en esta ruta.

A nuestra derecha de la marcha dejábamos Port Lligat, la que fué residencia del Genio.

Tras unas fotos y un vistazo turístico comenzamos una larga subida asfaltada hacia el Cap de Creus. En este tramo de la ruta fue donde sufrimos el verdadero poder de la “Tramuntana”, nombre local que recibe el fuerte viento que sopla del noroeste, tan característico en esta zona y del cual según dicen lleva al germen de la locura. Como dice la canción del Pets, “tocats de l’ala”.

Roca erosionada. Aquí el viento era impresionante!

Era dificilísimo controlar las bicis, nos empujaban hacia el lado derecho de la carretera y teníamos que ir lo mas agachados posibles para hacer la menor pantalla posible.

Teo en lucha contra el poder de la Tramuntana.
Rampas hacia el faro. Se aprecian bien las características formaciones volcánicas de la zona.

Tras este suplicio lleguemos al punto mas oriental de la península ibérica, el Cap de Creus, con su majestuoso faro indicando este emblemático punto y desde donde se divisaba una espectacular vista.

Llegada al "Far del Cap de Creus".

El punto mas oriental de la península.
Con Teddy, Jefa, Legionario y Pedalillo.

Foto de grupo, aunque faltan 4, en este emblemático lugar.
Danilo, Pera, Miki, Legi, Nissan, Juan, Teo, servidor y Sergio Nissan.
Tocaba bajar, seguimos la lucha contra el viento y los pinchazos hasta que dejemos el asfalto y empalmemos con una nueva pista.

Característico paisaje arbusivo de la zona. Aquí los arboles se "estresan" con la Tramuntana.
Tras unos kilómetros de rodaje entre las características formaciones volcánicas del parque volvíamos a divisar el mar, esta vez el lado norte y donde podía verse como el mar encontraba con intensidad salvaje las formaciones rocosas, acantilados y pequeñas calas desiertas, tan solo accesibles remando.

Volvíamos a divisar el mar, esta vez el lado norte.
Una de ellas era nuestro objetivo, bajemos por una trialera de dificiles tramos, al menos para mí hasta la playa de la Cala Tavellera.

A partir de aquí, trialera hasta nivel de mar.

Posando con la recién estrenada Ditec de Paqui.
Playa de la Cala Tavallera, en una de las múltiples calas del Parque Marítimo- Terrestre.

Desierta, salvaje de las que parecen que no puedan existir en nuestro masificado litoral, y tal como fue difícil llegar hasta ella, fue difícil salir de ella.

La cala Tavallera mantiene todo su encanto por su inaccesible acceso.

Tocaba montarse la bici a la chepa y subir, mas bien escalar durante un par de kilómetros. Fue lo mas duro de la ruta pero el esfuerzo valió la pena.
El grupo enfila un largo y tortuoso peregrinaje.
Una vez arriba, encontrada la pista de acceso el grupo se separó en dos, unos para arreglar el enésimo pinchazo y el otro para ir tirando hacia el Port de la Selva para confirmar la reserva de mesa en el restaurant.

Para que nos imaginemos la dureza de la subida, desde el nivel del mar hasta donde estoy, tocó ir con la bici a cuestas!
En definitiva, una salida sin apenas esfuerzo y desnivel, 45 tranquilos kilómetros con mucho asfalto y algunos tramos difícilmente ciclables pero donde la belleza del entorno y el compañerismo reinante lo compensaba.
Tras la comida tocaba ver el desenlace final de la liga!

Última instantánea de Port de la Selva antes de volver a casa.
Saludos companys!

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